El síndrome del impostor, también conocido como el “síndrome de la impostora” es un fenómeno psicológico en el que las personas, a pesar de tener logros y habilidades notables, sienten que son un fraude y que en algún momento serán expuestas como incompetentes.
¿Realmente merezco este éxito o reconocimiento? ¿Qué pasaría si la gente descubre que no soy tan competente como parezco? ¿Fui seleccionada para este puesto o proyecto por mis habilidades o solo por una cuestión de género? ¿Estoy aquí por mis propios méritos o solo por la ayuda de otras personas? ¿Puedo seguir cumpliendo con las expectativas que los demás tienen de mí? ¿Cómo puedo demostrar constantemente que soy competente y valiosa? ¿Cuándo seré expuesta como un fraude? ¿Por qué no me siento segura en mis logros a pesar de tener pruebas de mi éxito? ¿Cómo puedo superar esta sensación de ser una impostora? ¿Por qué otras personas parecen tener confianza en mí cuando yo misma dudo de mí misma? ¿Quién soy yo para hacer lo que hago?,
Preguntas como éstas nos hacemos cuando sentimos este miedo, aunque por fuera parezcamos muy seguras de nosotras mismas, si te has hecho estas preguntas o has sentido o te has percibido de la siguiente manera, hay una parte de ti que se siente impostora:
Te esfuerzas constantemente por alcanzar la perfección en todo lo que haces y rara vez te siente satisfecha con tus propios logros. Tiendes a minimizar tus logros personales y profesionales. Experimentas un temor persistente de ser descubierta como una persona incompetente o que no eres tan competente como aparentas. Te sientes incómoda o rechazas los elogios y reconocimientos que recibes, o los minimizas. Tiendes a compararte constantemente con otros y a sentir que nunca estás a la altura de sus estándares o de las expectativas de los demás.Trabajas excesivamente duro y dedicas tiempo adicional a tus tareas para demostrar tu valía y evitar ser descubierta como una impostora.Tiendes a autoevaluarte de manera negativa y te criticas a tí misma con frecuencia, enfocándote en tus debilidades en lugar de en tus fortalezas. Evitas tomar oportunidades o desafíos nuevos debido al miedo al fracaso o al ser descubierta como incompetente. Experimentas niveles elevados de estrés y ansiedad relacionados con tu desempeño y logros, lo que puede afectar tu bienestar emocional y físico. A pesar de los logros evidentes, no te sientes merecedora del éxito y puedes tener dificultades para disfrutar de tus triunfos.
Claramente, no tienes que mostrar todos estos indicadores, sin embargo, si estás “luchando” con tus sentimientos de inseguridad y autoevaluación negativa, es un indicio claro de este síndrome.
Ahora bien, ¿Qué tendremos que hacer para comenzar a vencer (o abrazar para transformar) a la impostora interna?
Cultivar, aceptar, reconocer
QUE SOMOS APRENDICES
¿Parecía más complicado, cierto? y aunque al leerlo no lo parece, es más profundo de lo que imaginamos (por todo lo que has leído hasta ahora en las lecciones anteriores).
Para cultivar la cualidad de aprendiz, en primer lugar, tenemos que aprender las bondades de la “Declaración de Ignorancia” (te advierto, esto puede cambiar tu vida):
Pareciera que decir «No sé» fuese una declaración sin mayor trascendencia.
Rafael Echeverría
La experiencia nos muestra cuántas veces solemos operar presumiendo que sabemos, para luego descubrir cuan ignorantes realmente éramos. Uno de los problemas cruciales del aprendizaje es que muy frecuentemente no sabemos que no sabemos. Y cuando ello sucede, simplemente cerramos la posibilidad del aprendizaje y abordamos un terreno pleno de posibilidades de aprender cosas nuevas, como si fuera un terreno ya conocido. Cualquier cosa nueva que se nos dice, queda por lo tanto atrapada en lo ya conocido o en la descalificación prematura. Cuantas veces nos hemos visto exclamando: «¡Sobre esto yo sé!» o «Esto es el viejo cuento de…» para luego, mucho más tarde, comprobar que escuchábamos presumiendo que sobre aquello sabíamos, y descubrir que nos habíamos cerrado a una posibilidad de aprendizaje. Y hay quienes podrán morir sin que logremos convencerlos de que no saben.
Declarar «No sé» es el primer eslabón del proceso de aprendizaje. Implica acceder aquel umbral en el que, al menos, sé que no sé y, por lo tanto, me abro al aprendizaje. Habiendo hecho esa primera declaración, puedo ahora declarar «Aprenderé» y, en consecuencia, crear un espacio en el que me será posible expandir mis posibilidades de acción en la vida. Nuestra capacidad de abrirnos tempranamente al aprendizaje, a través de la declaración «No sé», representa una de las fuerzas motrices más poderosas en el proceso de transformación personal y de creación de quienes somos.
Una vez que declaramos la ignorancia (yo la defino como: posibilidad de aprendizaje), para vencer a la impostora interna, nos queda, en lugar de centrarnos en el desempeño, o rendimiento, centranos en la pregunta ¿cuánto aprenderé de esto?, porque las personas con el síndrome del impostor (según estudios propuestos por Molinsky), tienen una mentalidad de rendimiento, ya que, se tiende a tener la sensación de insuficiencia o ver los errores cometidos como evidencias de limitaciones subyacentes. Por lo tanto, cultivar una mentalidad de aprendizaje o de crecimiento es lo más útil que podemos hacer por nosotras mismas.
Recordemos entonces: mentalidad de rendimiento vs mentalidad de aprendizaje.
A la luz de esta mentalidad, los “errores” entonces, se entienden como una parte inevitable y necesaria del proceso de evolución y crecimiento, no como una prueba de las carencias latentes. Y por otra parte, tomar distancia de los resultados para darnos cuenta, que no somos las únicas que los tenemos, hay muchas otras mujeres en la misma situación y, en la búsqueda de aprender y resolver!., mira la situación desde otra perspectiva, aprende e integra ese nuevo aprendizaje.
Esta sensación o miedo puede pasarnos a todos, así que no es necesario que te sientas impotente sola, y si no quieres compartir como te sientes, aplica esta estrategia (de los deportistas de alto desempeño): mentalízate -previo a realizar alguna actividad o desafío- de manera edificante, dándote ánimos a ti misma o realiza una rutina especial que consiga centrarte, enfocarte y tranquilizarte”.