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PILAR 1: AUTOCONSCIENCIA
RUTA 2: CONFIANZA EN ACCIÓN
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De la Autocrítica destructiva a la Autocrítica constructiva o saludable.

En pocas palabras, son formas diferentes en las que las nos evaluamos a nosotras mismas y nuestras acciones y resultados.

La autocritica destructiva se caracteriza por pensamientos negativos excesivos hacia sí misma, una baja autoestima, rigidez en los estándares y un impacto emocional negativo. Por el contrario, la autocritica saludable implica una evaluación equilibrada, motivación para el crecimiento, autoaceptación y un menor impacto emocional negativo. Es decir, la autocritica saludable promueve el aprendizaje de los errores sin dañar la autoestima ni la salud emocional.

El origen de la autocrítica destructiva:
No es necesario que una persona haya vivido un trauma muy intenso para que desarrolle una autocrítica destructiva sistemática. A veces son los pequeños rechazos cotidianos los que terminan dando lugar a una actitud de insatisfacción constante. Lo más habitual es que este tipo de autocrítica tenga su origen en alguno de los siguientes factores:
Excesivo condicionamiento. Algunos estilos de crianza hacen hincapié en la retirada del afecto como castigo ante determinadas conductas. “Si no comes, nadie te va a querer”. Cuando esto es muy marcado, siembra una sensación de auto-rechazo, que luego se transforma en autocrítica destructiva.
Desconfianza de los demás. Los entornos muy fríos, poco afectuosos y que exigen más de lo que dan, suelen provocar un sentimiento de soledad y falta de apoyo. De una u otra forma, esa frialdad es vista como una censura. Aparece la idea de que siempre hay algo que anda mal con o en uno mismo.
Modelos inadecuados. Los padres o los maestros también pudieron haber sido un ejemplo de autocrítica severa. No son pocos quienes ven la autocrítica radical como una gran virtud y, por lo tanto, la refuerzan.
Sumisión aprendida. En algunas ocasiones el entorno enseña a manejar el conflicto o abordar la hostilidad con la sumisión como respuesta. Una ira contenida que con frecuencia se vuelca sobre uno mismo y conduce a la autocrítica destructiva.
Exceso de vergüenza. La vergüenza habitualmente está relacionada con experiencias pasadas en las que una persona fue desvalorizada, humillada o ridiculizada. Así aprendemos a sentirnos débiles e impotentes y luego castigarnos por ello.

Edith Sánchez

La autocrítica saludable no suele llevar a sentimientos abrumadores de ansiedad o depresión. En cambio, puede promover una mayor resiliencia emocional.

Determinar si tu autocritica es saludable o destructiva puede requerir una observación cuidadosa de tus pensamientos, emociones y comportamientos. Aquí te comparto indicadores que pueden ayudarte a distinguir entre ambas:

Autocrítica Saludable:

Eres capaz de reconocer tus oportunidades de mejora y debilidades de manera objetiva, sin exagerar ni dramatizar.

Utilizas la autocritica como una oportunidad para aprender y crecer. Ves los errores como experiencias de las que puede extraer lecciones útiles.

Te aceptas a tí misma con compasión y sin juzgarse de manera severa.

Te adaptas a las adversidades sin verte abrumada por la negatividad.

Practicas la autoafirmación de manera equilibrada, reconociendo tus logros y fortalezas sin sentirte amenazada por tus logros o sin ellos.

Autocrítica Destructiva:

Te enfocas en tus errores y defectos de manera desproporcionada.

Tiendes a tener una autoestima baja y una imagen negativa de tí misma debido a la autocritica constante.

Te comportas con rigidez y perfeccionismo, lo que te puede llevar a la frustración constante.

Frecuentemente experimentas sentimientos de ansiedad, tristeza, vergüenza y culpa.

Evitas oportunidades de éxito por miedo al fracaso o la autocrítica posterior.

Todas podemos experimentar momentos de autocritica en nuestra vida y, no es necesariamente perjudicial. Lo crucial es cómo se maneja esa autocritica y si contribuye al crecimiento personal o, por el contrario, tiene un impacto negativo en la salud mental y emocional.

Responde a estas preguntas:

¿Cómo te sentirías si te trataras a ti misma con la misma compasión y amabilidad que tratas a un ser querido? ¿Qué impacto tiene la autocritica destructiva en tu autoestima y bienestar emocional? ¿Cuáles son los pensamientos o creencias negativas recurrentes que tienes sobre ti misma? ¿Qué evidencia tienes de que esos pensamientos negativos son ciertos? ¿Qué pasos podrías tomar para cambiar la forma en que te hablas a ti misma? ¿Estás dispuesta a practicar la autocompasión y la autoaceptación? ¿Qué acciones concretas podrías tomar para hacerlo? ¿Puedes recordar un momento en el que superaste un desafío o “error” anterior? ¿Qué aprendiste de esa experiencia?

En tu viaje hacia una autocritica más saludable, recuerda que el camino hacia la autocompasión y la autoaceptación es un proceso continuo y valioso. Aprender a tratarte con la misma amabilidad que brindas a otros transformará tu relación contigo misma y mejorar tu bien-estar emocional.

Cada día es una oportunidad para desafiar las voces críticas internas y cultivar una voz más amable y compasiva. Celebrar tus logros, aprender de tus errores y reconocer tu valía intrínseca son pasos importantes en este viaje.

Tú eres digna de amor, respeto y cuidado, tanto de otros como de ti misma. Este proceso puede fortalecerte emocionalmente y abrir las puertas a una mayor felicidad y satisfacción en tu vida.

¡Adelante, confía en ti misma y sigue avanzando! y recuerda tienes #ProhibidoLastimarte