Según Levi, muchas situaciones de frustraciones y pérdidas multiplican su cualidad dolorosa por la carga del conflicto interior que las acompañan, cuando se resuelven los desacuerdos interiores asociados a episodios externos dolorosos se crean las mejores condiciones posibles para poder enfrentar, asimilar y trascender el inevitable dolor que ese suceso produce.
Es necesario primero reconocer que, en tanto ser humano soy un individuo en relación con otros, y soy también en mí mismo, un conjunto. Un conjunto de tendencias, impulsos, deseos, a veces armonizables, muchas veces contradictorias. El hecho de poder registrar que soy un conjunto y que albergo múltiples tendencias ya es un paso importante. Y más importante aún es el paso siguiente: ¿cómo se llevan entre sí las partes de ese conjunto que soy, especialmente cuando son contradictorias? En la práctica clínica se puede ver que en mucha gente sus diferentes tendencias interiores están en combate permanente entre sí. Se detestan, no se soportan. ¿Podría dar un ejemplo? Pongamos uno bien sencillo: Una parte mía quiere ir a una reunión y otra quiere quedarse. ¿Cómo resuelvo esa dualidad? Solemos creer que para tomar una decisión, necesariamente una debe vencer a la otra. Entonces la que quiere salir se impone, obliga a salir a la que quiere quedarse y voy a la reunión. Si quien quería quedarse quedó derrotado, obligado a salir «sin chistar», en nombre de un eventual buen propósito, por más que parezca satisfactorio por que decidí algo, esta modalidad hace daño. Y lo hace porque la parte mía derrotada se siente no escuchada y queda abatida y resentida. Desde ese enojo se desquita saboteando a quien salió. Que a su vez contragolpea…, y así siguen en una batalla sin fin. Todo esto lo percibimos como tironeo interior, angustia y auto reproches: «Por tu culpa no puedo hacer las cosas que necesito…, te odio, sos mi mayor enemigo, quiero que desaparezcas», etc. Cuando esas dos partes se dan cuenta que son socios de verdad, que las dos tienen el mismo derecho a existir, que entre ellas no cabe la imposición, y que por lo tanto van a dialogar hasta que encuentren una acción que las dos puedan suscribir, entonces se genera entre ellas la sensación de equipo cooperativo y solidario. Cuando los socios que me constituyen alcanzan ese estado, esa es la base más profunda del sentimiento de seguridad y confianza en mí mismo.Lo maravilloso de esta modalidad es que cuando se han establecido pautas interiores de colaboración se le hace a uno más fácil encontrar caminos para hacer relaciones con otras personas, porque uno cuenta con el modelo interno y espontáneamente tiende a reproducirlo afuera. Y si el otro -ya sea mi pareja, mi socio o un amigo- no concuerda, o la relación no es satisfactoria, no necesito someterme para continuarla a cualquier precio porque tengo un lugar, que soy yo mismo, adonde volver.
fragmento de una entrevista que se le hizo a Norberto Levi.
Hay muchos terminos que aluden al proceso de autoasistencia, tales como: autoayuda, autosotén, autosoporte, autocuración. La autoasistencia se refiere al proceso de auto asistirse, al acto de acompañarse, cuidarse, socorrerse con cierta independencia del resultado y de colaboración consciente con el proceso de autorregulación natural o busquedaa del equilibrio psicologico.
Autoasistirte es desarrollar una actitud de cooperacion especifica y eficaz en la resolucion de los desacuerdos interiores que se experimentan. (claramente hay que percatarse de la experiencia, para no autoengañarse, aunque esto ocurriria si la persona se parcializa por una de sus partes internas en conflicto).
Quién no reconoce su propia necesidad o no posibilita la conexion con quien la pueda satisfacer no se está autoasistiendo, si no autodestruyendo. El asistente interior no solo cumple la funcion de brindar, el mismo, lo que sus partes internas en conflicto necesitan, sino tambien la de ubicar y seleccionar a las personas y situaciones más adecuadas que cuenten con aquello requerido.
Es necesario establecer la diferencia entre autosuficiencia y autoasistencia, autosuficiencia pone enfasis en “ser suficientes consigo misma”, la autoasistencia en cambio, no se plantea en terminos de ser suficientes o no, o de lograr prescindir del otro, o no, su centro de atencion “es aprender a resolver los problemas”.
La autoasistencia no intenta prescindir del otro sino que cambia la cualidad de su relación con él.
Desarrollar la capacidad de expresar con claridad las necesidades y de arbritar los medios para satisfacerlas, de aprender de los errores, de disfrutar los logros, de resolver desacuerdos, de tomar decisiones, etc. no significa prescindir de los otros, significa hacerse cargo de las funciones que potencialmente un adulto puede realizar y relacionarse con los otros en aquello que es específico y propio de la relacion interpersonal.
En resumen, La autoasistencia es un proceso crucial para abordar los conflictos internos, autocríticas y contradicciones que experimentamos en nuestra vida. Implica aprender a cuidarnos, resolver problemas y relacionarnos con nosotras mismas y los demás de manera más saludable.
Al practicar la autoasistencia, fortaleces la autoestima, mejoras tus relaciones y tomas decisiones más conscientes. En última instancia, te permite vivir una vida auténtica y enriquecedora, abrazando todas tus facetas y cultivando bien-estar emocional y mental.