El poder del lenguaje en la crianza

El poder del lenguaje como herramienta para potenciar a mis hijos

Como “padres conscientes y responsables” de la crianza “feliz y armoniosa” de nuestros hijos, nos encontramos en la búsqueda permanente de herramientas que nos sean útiles, influyentes y motivadoras para la realización y el desarrollo de nuestros hijos.

Que mejor herramienta que el Poder del Leguaje, además que está a nuestro alcance, es gratis y depende completamente de nosotros y de nuestra intención.

El Lenguaje tiene el poder de construir, pero también de destruir, tiene el poder de sanar, pero también de herir.

El lenguaje es acción; cada vez que hablamos, no sólo damos cuenta de lo que ya existe, tenemos el poder de transformar con nuestra palabra.

Rafael Echeverría. Sociólogo y Filósofo chileno, creador de la Ontología del Lenguaje.

Por lo tanto, el lenguaje es generativo, es decir que genera realidades.

A través de él, describimos situaciones, historias, construimos futuro, nos relacionamos con otros, le damos sentido a la vida, le conferimos valor y significado a las cosas, situaciones y personas, entonces, vale la pena preguntarnos y reflexionar cuánto poder tiene el lenguaje y cómo lo estoy empleando en la crianza de mis hijos; y si a eso le sumamos la emoción que le imprimimos, ésta se hace más potente.

Ahora bien, vamos a un espacio más práctico:

Si yo le digo a mi hijo frases como: “tú no vales, tú no sirves, todo lo haces mal, eres torpe”, entre otras etiquetas muy típicas por allí, ¿qué crees que sucederá?

Partiendo del principio que el lenguaje es generativo, crearemos esta realidad en nuestros hijos y veremos en ellos, por ejemplo, que se le caen las cosas, cuando corren se tropiezan como si no tuvieran cuidado, presentan conductas disruptivas en la escuela, e incluso son niños enfermizos.

Lo primero que pensamos es: ¿Por qué a mí? ¿Por qué mi hijo es tan lento si yo nunca fui así?, ¿Por qué si le damos todo (material) él o ella se comporta de esa manera?

Preguntas poderosas:

¿Te ha pasado? Ahora yo te invito a auto observarte y revisar, con humildad, no para cargar culpas sino para hacerte cargo, ¿Qué discurso mantienes con tu hijo? ¿Qué lenguaje estas empleando? ¿Qué palabras le repites constantemente? Y también revisemos con qué emoción se lo decimos, si a esas etiquetas le sumamos rabia, tristeza, desprecio, humillación. La creación será más potente, por lo tanto la realidad más visible o evidente.

¿Cómo puedo entonces usar el poder del lenguaje como herramienta para motivar a mis hijos?

¿Cómo lo podemos cambiar?

Empleando un lenguaje cónsono con lo que, como padre o madre, quisiera conseguir en ellos, con la emocionalidad adecuada, de alegría, armonía, amor, respeto y en coherencia con su particular forma de ser, validando que nuestros hijos son un ser legítimo, único e irrepetible, que piensa y siente.

Podemos comenzar con afirmaciones como: “tú vales, tú sirves, tú puedes, tú sabes, tú sientes, eres inteligente, creativo, amoroso, saludable” y le recordamos – dado que además, como seres humanos, biológicamente, necesitamos de la aprobación y del amor del otro – que estamos orgullosos y felices de su presencia en nuestras vidas, que nos sentimos bendecidos de contar con un ser maravilloso que tiene tanto que enseñarnos.

Padres, madres, les invito a despertar en la conciencia de que la energía que liberamos en cada palabra que emitimos no solo afecta a quien la dirigimos sino también a nosotros mismos, cuidemos más lo que decimos y sentimos con respecto a nuestros hijos, el poder del lenguaje es la mejor herramienta que conozco para trasformar nuestras vidas y la de ellos. Recordemos:

Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.

Génesis 1:3.

Y en ese sentido, no puedo terminar este articulo sin mencionar este conocido escrito:

Cuida tus pensamientos porque se volverán palabras. Cuida tus palabras porque se transformarán en actos. Cuida tus actos porque se harán costumbre. Cuida tus costumbres porque forjarán tu carácter. Cuida tu carácter porque formará tu destino y tu destino, será tu vida.

Ghandi

Con amor Angi.

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